Pese a ser una monarquía, Suecia tiene la reputación de ser una de las democracias más sólidas del mundo. Sin embargo en los últimos 10 años el avance de la extrema derecha, ya es el tercer partido con muy poco diferencia, está abriendo el camino hacia la institucionalidad del extremismo conservador y racista.
En el último mes, el líder del Partido Liberal, Jan Björklund, integrante de la coalición conservadora en la oposición y con probabilidad de volver al gobierno en 2018, dijo que el gobierno socialdemócrata debería convocar al partido Demócratas de Suecia (SD) de extrema derecha en las negociaciones multipartidarias. Su declaración fue interpretada como un anticipo de que los extremistas puedan formar parte del gobierno conservador después de las próximas elecciones para asegurar una mayoría parlamentaria. Hasta ahora esa posibilidad ha sido rechazada por los demás partidos conservadores que, por el contrario, en muchos temas adoptan los planteos de los Demócratas de Suecia, por ejemplo en el freno y control de la inmigración.
Una dirigente de los liberales cuestionó a su líder por esa “invitación” a los extremistas, y en un congreso interno casi fue expulsada del partido y removida de su cargo.
También este mes, por primera vez en décadas, el periódico neonazi “Nuevos tiempos” (Nya tiders) fue invitado a exponer en la importante feria del libro de Gotemburgo, la segunda ciudad más importante de Suecia. El argumento fue que era una exposición de libros y publicaciones que promueve el debate y la confrontación de ideas aunque algunas estén por fuera de los parámetros democráticos y que difundan valores como el racismo y la xenofobia.
Así la televisión estatal, que en sus fundamentos de creación está la difusión de los principios democráticos y de que “cada persona tiene el mismo valor”, entrevistó al redactor jefe de la revista nazista, Vávra Suk, dándole un espacio para la divulgación de sus principios y valores.
La entrevista recibió muchísimas críticas, ya que el exponente de la derecha extrema pudo responder a las críticas sin contra preguntas.
“Los televidentes fueron abandonados a su suerte ante una fuerza peligrosa que no fue cuestionada ni puesta contra la pared” escribió en una columna de opinión Kristina Lindquist del diario Dagens Nyheter (Noticias del día).
Ya en el pasado primero de mayo un grupo neonazi fue autorizado manifestar y realizar un acto en una plaza pública bajo protección de la policía, en los lugares en que tradicionalmente se realizaba una marcha y acto de la Socialdemocracia. La justificación policial para la autorización fue que hicieron el pedido con mayor anticipación que quienes tradicionalmente realizaban sus actos en ese lugar.
Esta creciente institucionalidad de la extrema derecha avanza junto con su crecimiento electoral. En las elecciones de 2008, los Demócratas de Suecia no superaron la barrera del 4% de los votos para acceder al parlamento, y según una encuesta de la Oficina Central de Estadísticas (oficial), si las elecciones hubieran ocurrido en mayo de este año, obtendrían un 17,3%, solo superado por el Partido Conservador (24,7%) y el Partido Socialdemócrata (29,5%).
Con este panorama, el bloque conservador hoy en la oposición (Conservador, Liberal, Centro y Democracia Cristiana) estaría obteniendo el 39,3% y si se le suman los votos del SD, llegarían al 56,6%. Por su parte la actual coalición de gobierno (Socialdemócrata, Medio Ambiente, Izquierda) quedaría con el 41% de los votos.
Hasta ahora los dirigentes del principal partido conservador niegan la posibilidad de una alianza con los Demócratas de Suecia para conformar gobierno, aunque sus políticas convergen cada vez más. La declaración del líder liberal abre el camino también para una colaboración con los extremistas aunque quizás todavía no alcance para que integren formalmente un posible futuro gobierno conservador.
El panorama político sueco no se diferencia de lo que sucede en otros países europeos.